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lunes, 22 de julio de 2013

Noticia Treceava: Décimas de sí mismas


Décimas de sí mismas


1

La taquicardia que ronda
el primer día de escuela,
la novia nueva, la sonda
que nos recorre las muelas.
La sangre de los caminos,
los ríos que llevas dentro,
los paisajes, los encuentros:
toda esa fauna difusa
que tiras después que usas
te configura el destino.

El buzón de los deseos,
los emails de los amigos,
lo bueno, lo malo y lo feo,
los días que pasé contigo.
Todo dibuja en el aire
una silueta endeble,
no vaya a ser que se pueble
de miedo tu corazón,
ya nos sobrará razón
cuando no nos quiera nadie.


2

Los decimistas astutos
acechan los dichos y hechos,
si nos acusan de arrechos
los denunciamos por putos.
No existe uno ni otro bando
en esta feria turista,
no hay ñata que no esté lista
para partirte la cara,
la línea que nos separa
ya la salteó el contrabando.

Ya no sé ni quién me manda
a escribir rimando versos,
si los axones perversos
o el alma olor a lavanda.
La cosa es que la mano escribe
como si en ello jugara
su futuro a sello o cara:
las letras danzan y saltan
resbalan, caen, se levantan
y este pecho es el que vive.

Yo escribo contra la muerte
y a favor de los milagros
aunque se ciernan macabros
besos de la diosa suerte.
Día a día una aventura
en el papel y en el mundo,
no me pierdo ni un segundo:
mañana tal vez ya no haya
luz, y yo me vaya
a dormir en piedra dura.


3. cumpleaños

Hoy cumplo años, qué loco
medir el tiempo en arrugas,
las liebres y las tortugas
corren mucho, aprenden poco.
No doy consejos a nadie,
no soy ejemplo ni alarde
de saberse comportar,
no hay bien ni mal en la selva
que mi cabeza preserva
en su traje de animal.

Pasa el tiempo como agua
debajo de las ciudades,
he sido en distintas edades
un avión, una piragua
y el Colectivo Dos
dando mil vueltas a los
paisajes de los sentidos,
fui pasajero y chofer
de este mundo de alquiler:
un punto en el infinito.

Gracias mil por acordarse
de mí, de nuestros caminos
cruzados en sus destinos,
de las noches en la Arce.
Yo los llevo aquí conmigo
como microchips amigos,
el tiempo es viejo, no tonto,
como el gusano de seda
que hila el lienzo en que queda
escrito un dulce: “Hasta pronto”.


4

Puedo decir cualquier cosa
hablar del clima, por ejemplo,
de la corrupción del templo,
de las chicas poderosas,
hablar de amor y gobiernos,
de los problemas eternos.
Pero ningún verso que escribo
existe sin tus orejas
si Tú me escuchas, me dejas
ser en el mundo otro vivo.


5

Los dejo por un momento,
debo salir a la calle,
no se pierdan un detalle,
ni ansia, ni pensamiento.
Cuando haya vuelto de afuera
acuérdense de quién habla,
quién regala sus palabras
como mascotas de humor,
quién guarda el verde tremor
y el amor en bandolera.


6

Amanecer empapado
de nubes y de caricias
reconocer las delicias:
amanecer a tu lado.
Somos pulpos de melaza
en el mar de resplandor
ya no sabemos que pasa
cuando el sudor es un solo
río que une dos polos
y desemboca en Amor.


El Arquero

Junto los recuerdos
con pala en el patio,
sintonizo radios
donde no hay ni un cuerdo.
Vivo en el pasado,
rompo los candados
que el tiempo me ha impuesto.
Ya no soy el mismo:
duermo en el abismo
con los guantes puestos.



O-ru-ri-to

La luz que se apaga en los dormitorios,
la Vírgen silente en su cielo añil,
esas cabizbajas sin luz y sin novio,
mi infancia, los cerros, kantutas de abril.
La avenida cívica mojada con globos
el rostro asado encarando a los lobos,
el horroris vacui de los extramuros
un gran cementerio con vida social
el tren que llegaba desde Totoral
y traía en su panza a mi viejo hasta Oruro.


San José

Con sol, Preferencia era preferible
a los silbos sordos de la General
los soldados fríos pasándola mal
en la Curva Norte y al Sur: la Temible.
Sufrir hasta cada minuto noventa
el árbitro no pita un claro penal,
el Jesús Bermúdez quema el arenal
con pukas, helados, chicos cuida-autos,
ni los jugadores están tan exhaustos
como los borrachos que piden la cuenta.

“Más bien que fue empate, podría ser peor...”.
“Qué tal si el Cossio tuviera amarilla...”
Lo atajaba todo el loco Sevilla
pero cualquier cosa se convertía en gol.
Si juega Galarza estamos salvados
con Ruíz quien sabe echarlo a los dados
El Negro Ibarra tapa hasta con fe
Ludueña volando siempre al mismo sitio
Bernuncio relincha, con wincha y sin pie
y Laime, cojeando, comienza a correr.


Berlín, 2013